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miércoles, 11 de julio de 2012

Aveces nos invade una sensacion de tristeza que no logramos controlar.Percibimos que el instante mágico de aquel día pasó, y que nada hicimos. Entonces la vida esconde su mágia y su arte.Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día, y que todavia existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz.Ese niño que fuimos un día continúa presente.

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